lunes, 4 de marzo de 2013

Otra oportunidad es posible



Decía Forrest Gump que la vida es una caja de bombones, nunca sabes qué te va a tocar. Un día estás aquí, otro allí, un día arriba, otro abajo. A veces sucede que cuando crees que nada cambiará, pasa algo que hace que tu mundo se ponga patas arriba. Todo da un vuelco. Una frenada a destiempo, un conductor que infringe las normas de circulación, una caída de moto. Un accidente de tráfico que ocasiona lesiones.

Y de repente te ves así, diferente, frustrado, incapaz y con toda la vida por delante. Negación, odio, resignación. Pero el daño está ahí y la vida sigue adelante. Tu entorno se vuelca en ti, te cuida, te mima, hace todo lo posible para que salgas adelante. El apoyo profesional es fundamental y gracias a un equipo humano empiezas a pensar que a partir de ahora subir la escalera será más difícil, pero desde luego no vas a quedarte en el primer peldaño.

Empiezan las sesiones de rehabilitación, masajes, fisioterapia... en un centro en el que te sientes como en casa. Te alegras que un grupo de desconocidos pasen a ser personas que te sonríen y manos amigas. Manos que curan y que están ahí para ayudarte a levantarte. Entonces es cuando comprendes la importancia de pedir ayuda. Porque quieres volver a vivir. Quieres salir de este bache y decirle al mundo que un accidente no va a poder contigo. Pasan los meses y al final ves la luz al final del túnel. Pasear, ir a la playa, compartir un café, acariciar a un ser querido, sonreírle a un bebé.


Sí, las segundas oportunidades existen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario